No es cuestión de
lugares ni de recorridos, más bien es cuestión de respuesta a tu compromiso
bautismal. Porque, si respondes a tu compromiso de bautismo, darás fe y testimonio
de lo que eres: Miembro de la Iglesia y la darás a conocer con tu vida y
obras en los lugares que visites.
Sé, Señor, que estoy de pie porque Tú, que estás a mi lado, me sostienes.
Sé, Señor, que continúo mi camino porque, Tú, me guías, me empujas, me animas y
me das la fuerzas para que siga adelante. Y eso, Señor, Tú me llenas de
esperanza y de alegría.
Simplemente, dejando que tu vida camine, participe, conviva y se relacione con los demás, con los que están a tu lado, trasmitirás lo que realmente eres. Y si, en lo más profundo de tu corazón llevas la semilla del amor, transmitirá ese amor, que por la Gracia del Espíritu Santo, has recibido en la hora de tu bautismo.
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