No se trata de
tener o no tener. Se trata de compartir, tanto si tienes como si no tienes. Se
trata de superar esa indiferencia – egoísmo – que nos atenaza y nos sugiere mirar
para otro lado. Se trata de abrir los ojos, ver y compadecernos de los que
tienen necesidades.
También yo, Señor,
quiero seguir el camino que recorrió San José, confiando en Ti, mi Dios,
siguiendo el ritmo de tus pasos y obedeciendo según el plan que Tú, mi Padre
Dios, has pensado y trazado para mí. Dame esa capacidad para responder a tu
Voluntad.
Es evidente que a
la hora de compartir nos duele rascarnos el bolsillo. La indiferencia suele ser
la opción elegida. La más cómoda y barata, pero sus consecuencias serán fatales
en la vida que nos aguarda. ¡Claro, dirás, la luz que va delante es la que alumbra.
Ahora a gozar y no preocuparnos. Pero, llegará la hora de que se te leerá la
cartilla, y para entonces, ya has perdido el tiempo de salvación y
misericordia. Medita los últimos párrafos de la parábola.
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