Sabido que el hombre es
imperfecto, y como tal, nunca se puede estar seguro de su palabra. Por lo
tanto, aferrarse a la ley escrita por el hombre es aferrarse al error, porque
la ley del hombre es una ley imperfecta y, por lo tanto, errónea.
Y eso pone al descubierto al
hombre cuando quiere imponer su ley y acusa a aquellos que fallan o no la
cumplen. La ley del hombre se fija en las normas, que muchas veces no son
justas, aunque sean leyes y estén permitidas. La hipocresía descubre la mentira
de muchos que les interesa la ley.
Porque hay leyes que sólo obligan a los más débiles y
pobres, pues, los autores de las mismas, las cumplen cuando les interesan o
convienen, no por mandato
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