Nada permanece quieto, pues
aquello inerte se mueve en y con el tiempo, y, por él, pasa también la erosión
de los agentes externos. Todo está en movimiento, y la vida camina siempre
hacia adelante. Eso significa que tiende a mejorar y perfeccionarse.
De tal modo que, aquello que
permanece pasivo e inmóvil, decimos que retrocede, y eso es como considerarlo
enfermo o antinatural. La Ley y los Profetas no es una Ley muerta o caduca,
sino que se perfecciona en el tiempo. Jesús no ha venido a abolirla, sino todo
lo contrario, a perfeccionarla.
La plenitud de la Ley es el Amor, porque quién ama
cumple toda la Ley, incluso lo más pequeño y aparentemente más insignificante.
Y ese es el Mandamiento Nuevo que nos trae Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.