La Cruz representa nuestra salvación. Desde el momento de la
muerte de Jesús en la Cruz, ella se ha convertido en el signo de nuestra
redención y salvación. Mirar la Cruz es sentirnos solidarios con Jesús y, desde
esa solidaridad, compartir nuestras cruces por el bien de todos.
El único camino para salvarnos es mirar la Cruz de Xto.
Jesús y abrazarla ofreciendo también nuestras cruces junto a Él. Porque, dar
nuestra vida por seguirle y cumplir su Voluntad es ofrecernos también, como Él,
a entregar nuestra vida en la cruz del cada día de nuestro camino.
No hay duda que la cruz nos pesa, pero, también es verdad
que solo tras el esfuerzo, sacrificio y dolor encontraremos el gozo y la
felicidad. El amor cuesta sangre, pero esa sangre huele a gozo y felicidad. Un
sangre ofrecida voluntariamente y gratuita en y por Xto. Jesús que añadimos a
su Cruz.
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