Es
evidente que vivir en la justicia y en la misericordia no es fácil. El mundo te
tiende muchas trampas que serán difícil sortear. Pero, apoyados en el Señor
todo será superado y encajado con paciencia, humildad y amor misericordioso.
Está
con nosotros desde el primer instante de nuestro bautismo y, abiertos a su
acción superaremos todas las adversidades que la vida nos pone como pruebas, si
así las aprovechamos, para sacar al primer plano nuestro amor. Gracias Espíritu
Santo. Amén.
Necesitamos el concurso del Espíritu Santo. Para eso ha venido a nosotros desde la hora de nuestro bautizo. Y está para auxiliarnos, asistirnos y fortalecernos en los momentos de debilidad, de sentirnos seducidos y atraídos por el pecado. En Él resistiremos.
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