Igual que el sol
nos descubre que ha llegado el día porque él nos da la luz para que nuestros
ojos puedan ver los colores de todo lo que hay en el mundo, la noche, nos lo culta.
Para eso esta la luz que nos da el fuego y la energía, para alumbrarnos y poder
ver.
Mi Dios es único,
Padre, amigo, misericordioso, misterio, hermano, acompañante, fiel, poderoso,
defensor...etc. Pero, sobre todo, es Hombre como yo, menos en el pecado, y se
me ha revelado para que, creyendo en Él, encuentre el camino para llegar a la
Casa del Padre.
Por tanto,
esconder la lámpara que nos puede alumbrar para ver sólo tiene sentido si se
busca ocultar la verdad, la justicia y proponer la mentira. La luz descubre la
mentira y, para ello, hay que ponerla en lo alto para que alumbre a todos
aquellos que busca la verdad y la justicia. Sólo quien se esconde en la mentira
trata de ponerla debajo de la mesa.
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