martes, 11 de febrero de 2025

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Nuestra relación con nuestro Padre Dios no puede quedarse en una relación de prácticas, normas y cumplimiento. Eso sería una relación más de contrato, de patronos y jefes que de Padre Misericordioso e hijos, tal como nos anuncia Jesús.

El camino es duro y se hace en muchos momentos insoportable y difícil de sostener. Hay momentos de euforia, de fortaleza y hasta de seguridad, pero hay otros en los que la debilidad se hace presente y todo se vuelve oscuro y en deseos de rendirse. ¡Mantenme firme, Señor!

Esa relación basada en prácticas y cumplimientos rompería nuestra relación de hijos con un Padre Amoroso y Misericordioso tal y como nos anuncia Jesús. Nuestra relación, nos dice el Señor, debe ser de hijos con un Padre Bueno, que nos quiere y nos envía a su Hijo, nuestro Señor Jesús, para liberarnos de las ataduras del pecado, darnos la libertad y la vida eterna.

Esa es la clave y la cuestión, ser misericordioso como mi Padre Celestial es Misericordioso. Y si soy hijo, y quiero ser hijo, debo de imitar a mi Padre Dios. No obstante, su Hijo, enviado a este mundo así nos lo ha anunciado y enseñado. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

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