Ha pasado mucho
tiempo y todo sigue igual, aunque aparentemente parece que la medicina ha
avanzado hasta extremos que lo cura todo. Sin embargo, el enfermo necesita paz
y esperanza porque la enfermedad siempre, tarde o temprano, aparece y vence.
Me pregunto eso
muchas veces, Señor: ¿Qué sería de mí si Tú, Señor, no estuvieses en mi vida?
¿A quién acudiría? ¿Dónde y en quién me refugiaría? ¿Dónde y en quién me
apoyaría? ¿Qué pasaría si Tú, mi Señor, no fueras Amor y Misericordia Infinita?
Y esa paz y
esperanza que necesitamos siempre, más cuando la enfermedad nos amenaza con la
muerte, sólo nos viene del Señor. Él sigue siendo el médico que cura y sana
para siempre. En Él, no sólo vencemos a la muerte, como lo hizo Él en la Cruz,
sino que nos llenamos de paz y esperanza para señalar también a otros el
Camino, la Verdad y la Vida donde pueden encontrar esa paz y esperanza que
buscan y necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.