Simplemente, todo
consiste en tomar conciencia de nuestra condición de hijos de Dios. Hijos
necesitados de todo aquello que nos hace falta para cumplir con la Voluntad de nuestro
Padre, y para sostenernos firmes en el camino de esta vida.
Señor, sin Ti no
encontraré el camino, porque, Tú eres precisamente el Camino, la Verdad y la
Vida. Por tanto, Señor, señálame el camino y guíame para que las dificultades,
los contratiempos y, sobre todo, mis errores y pecados no me desvíen de Ti.
Y cuando pedimos damos prueba de nuestro reconocimiento de hijos, necesitados del Amor de nuestro Padre, y de su Infinita Misericordia. Porque, lo reconocemos, somos pobres pecadores necesitados de su perdón. Por eso, le pedimos, le buscamos y le llamamos para que nos dé todo aquello que necesitamos para vivir en su Voluntad. Amén.
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