No eres cristiano
porque sigas al Señor por todos tus cumplimientos, sino por el amor que des a
todos los que se mueven en tu círculo, familia y amigos. Sobre todo a los más
necesitados y pobres. Es ahí donde tu amor a tu Padre Dios se prueba y se ve.
No sé cómo
pedirte, Señor, que fortalezcas mi vida y hagas de mi propio desierto ese
jardín que me lleve a cumplir y vivir en tu Voluntad. Como no lo sé, espero
confiado en tu Palabra y tu Misericordia. Amén.
Al final, la única prueba de tu amor se realiza en tu relación con los demás, tanto amigos como enemigos; tanto necesitados como no necesitados. Al final de tu recorridos sólo te preguntarán por eso, por el amor que hayas derramados con los demás. Por lo tanto, lo verdaderamente importante es llevar cargada tus alforja de buenas obras de amor.
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