Primero, reconocer
nuestra condición de hijos, y segundo, reconocer nuestras limitaciones y
necesidades confiando en que nuestro Padre nos las dará. Porque, como buen Padre
quiere nuestro bien y felicidad. Jesús, el Hijo Predilecto así nos lo ha
anunciado con su Palabra.
Espíritu Santo,
soy consciente de mis debilidades y de mi ignorancia. Pero, también sé que Tú,
que has venido a mí en la hora de mi bautismo, estás conmigo, y lo estás para
fortalecerme y guiarme hacia la Verdad. Eso, Espíritu Santo, te pido con todas
mis fuerzas.
Jesús, nuestro
Hermano Mayor, nos ha enseñado esa oración como vínculo de relación y petición
a nuestro Padre del Cielo. Él ha bajado a este mundo para enseñarnos el Camino,
la Verdad y la forma de encauzar nuestra Vida siguiendo sus pasos. Él nos ha
dejado esta oración con nuestro Padre para que nos relacionemos con Él y le
pidamos nuestras necesidades, aunque nadie mejor que Él sabe lo que realmente
necesitamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.