La convivencia demanda unidad, porque cada uno por su cuenta
consigue poco y vaga sin sentido. La unidad se hace necesaria, pero
imprescindible es fortalecerla con lazos de amor, porque sin amor está
fuertemente amenazada a resquebrajarse rápidamente.
Pero esa unidad exige también algo muy importante, la
libertad. No por estar unidos tenemos todos que pensar igual y actuar de la
misma manera. Sí, se hace imprescindible en lo esencial, pero necesita la diversidad,
porque en la diversidad está la verdad.
Buscar esa unidad por
otro lado que no sea el amor, es perder el tiempo y auto engañarse. La experiencia nos dice que
donde no hay amor verdadero al estilo del de Jesús, nada se puede hacer. El
amor incondicional es el mejor catalizador para fermentar esa convivencia en la
unidad y la libertad.
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