El camino no es siempre
agradable. Por propia naturaleza, la vida se vuelve insoportable en algunos
momentos. Muchos sufren circunstancias duras y difíciles de soportar; muchos
padecen hambre, sed, frio e imposiciones que los someten y esclavizan. Y muchos
por la verdad ponen hasta en peligro sus vidas.
Vivir en la verdad es penoso
y duro. La mentira trata de destruirte, pues no le conviene que la verdad la
descubra. Por eso, Jesús fue condenado, y también lo serán todos sus
seguidores. De una u otra forma quien sigue a Jesús sabe que su vida está unida
a la Cruz. Una cruz que en muchos momentos exige sacrificios.
Sí, se hace difícil perseverar, pero junto al Señor podemos. Porque,
Él no se ha ido, está a nuestro lado y se mantiene firma junto a cada uno de
nosotros. Por tanto, perseverar es el objetivo. Perseverar confiados y
agarrados al Señor. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y al final todo
perecerá, pero Él permanecerá para siempre.
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