Nuestra vida es una llamada
desde el vientre de nuestras madres. El Señor nos quiere para algo, y algo
debemos de dar, pues hemos recibido unas cualidades y talentos que benefician y
sirven para ayudar a otros. En ese sentido debemos esforzarnos en poner a
rendir los talentos recibidos.
Y, aunque nos parezca que no
hemos recibido ninguno descubramos que quizás nuestra aportación sea la de
servir a otros a ganarse el cielo amándonos y sirviéndonos a nosotros. Estamos
aquí quizás para eso. Hablo sobre aquellos que parecen una carga para las
familias o la sociedad. Hablo de los disminuidos y los ancianos. Hablo de…
Pongamos todo nuestro ser y todos nuestras cualidades
al servicio del Evangelio. También nosotros hemos sido llamados a dar nuestro
testimonio y nuestro servicio, y muchas personas que pasan a nuestro lado
quizás, sin saberlo, esperan nuestra invitación a conocer a Jesús.
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