En los momentos de
sufrimiento nos damos cuenta del significado y valor de la vida. Y
experimentamos la pobreza, a pesar de tantos adelantos respecto a la salud,
cuando nadie da con alguna fórmula para aliviarnos.
Es, entonces, cuando
levantamos la mirada al cielo y buscamos el remedio allí. A veces necesitamos
tener esta experiencia para darnos cuenta de la importancia del nacimiento del
Hijo de Dios en Belén. La buena Noticia es que Él ha nacido para devolvernos la
vida eterna.
Porque, por el pecado, nuestra vida está muerte, pero,
por y con el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, hemos recuperado la
Vida. Y no por merecerla sino de forma
gratuita, porque Él, con su Vida, ha pagado para que todos tengamos también
Vida Eterna.
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