No es nada fácil saber y
descubrir qué papel tengo como misión en mi vida. Pues, todos estamos aquí para
una función concreta, y, quizás muchos la ignoramos. Descubrir esa misión es de
suma importancia y el Evangelio de hoy nos puede ayudar.
Juan el Bautista tuvo muy
claro cuál era su papel. Y toda su vida se preparó para ello. Buscó el ambiente
necesario y se apartó de todo aquello que podía interrumpirle su preparación y
su misión. Y, llegado el momento, irrumpió en el mundo proclamando la venida
del Mesías esperado.
Y supo siempre quien era y a quien esperaba. Se sabía
la voz que clama en el desierto y que prepara el camino a Aquel que ha de venir
y que presenta como el esperado, el Mesías que bautiza en el Espíritu Santo. ¿Podría
ser también nuestra misión?
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