sábado, 21 de noviembre de 2020

 

El Evangelio de hoy nos plantea un aspiración que todo ser humano lleva grabada en su corazón. La muerte no es el final. Muchos lo creen, y otros, aunque dicen negarlo, no están seguros ni pueden nunca estarlos. Dentro de sí mismos sienten que su deseo es vivir eternamente. Luego, otra pregunta, ¿quién ha puesto ese deseo o aspiración dentro de nosotros?

La cuestión es creer lo que nos han anunciado aquellos - apóstoles - que conocieron a Jesús personalmente, pasaron con Él unos años y le vieron muerto y, tres días más tarde, asombrados comprobaron su Resurrección. Y pasaron unos cincuenta días disfrutando de esa gloriosa Resurrección prometida a ellos también cuando llegase su hora.

Nos lo han anunciado a nosotros. ¡Es precisamente lo que deseamos y sentimos dentro de nosotros! Luego, ¿qué nos pasa? ¿Cómo es posible que no demos crédtio a ese anuncio que tanto deseamos? Porque, la vida tan como la concebimos no tiene sentido. ¡Tanto luchar para luego quedarse en nada! ¿Te parece que eso tiene sentido? Supongo que merece la pena escuchar y razonar nuestra respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.