La cuaresma es tiempo de desierto. Un tiempo donde la
idea y actitud de desierto se manifiesta en la austeridad, el sacrificio, la
privaciones y la lucha contra la indolencia, la pereza y todo aquello que nos
impide sostenernos firmes y en plena actitud de conversión.
Se trata de despojarnos de todo aquello que nos distrae y nos aleja de la realidad. La realidad de que la cuaresma es camino de salvación. Una salvación que nace en la salida de ti mismo y, tras el desierto de tu propia vida, encontrar esa tierra prometida a la que caminas.
Esa es nuestra identidad cristiana. Un pueblo liberado de Egipto que se adentra en el desierto donde tiene que encontrar su propio camino y su propia identidad. Es llamado y liberado por Dios. Y la propuesta es, tras el paso por su propio desierto, encontrarse con su libertador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.