Dentro de cada uno de nosotros hay un deseo de eternidad, una chispa que nos mueve a desear ser eternos. No queremos morir y buscamos con esperanza esa eterna juventud. Sin embargo, la realidad nos somete y nos invita a la muerte esclavizándonos en el pecado.
Pero, esa chispa de eternidad que vive en nuestro corazón ha sido puesta por Alguien y espera nuestra respuesta. Pero, una respuesta coherente y con sentido. Si quieres y experimentas ese deseo de vivir eternamente no debes esconderlo ni guardarlo, sino darle libertad para que se haga realidad.
No somos simplemente materia – cuerpo – sino que también somos espíritu – alma - y, por tanto, llamados a esa eternidad que experimentamos y que deseamos alcanzar. Y lo hacemos en, con y por la Gracia del Señor. Él nos ha dado parte de sí mismo creándonos semejante y dándonos esa chispa de eternidad. En Él lo conseguimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.