Seguir a Jesús nos será imposible si pretendemos seguirlo con nuestras propias fuerzas. Gran disparate intentarlo y gran festín para el demonio que nos ponemos en sus manos. Él es el príncipe de este mundo y, contando con nuestras propias fuerzas estaremos perdidos.
Por eso, Jesús nos habla en el Evangelio de hoy del Defensor que nos enviará desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre y que dará testimonio de Jesús y que nos fortalecerá e iluminará para que también nosotros demos testimonio de la Palabra y Anuncio de Jesús.
Por eso, no debemos emprender el camino y seguimiento a Jesús desde nuestras propias fuerzas, sino, siempre, unidos e injertados en el Espíritu Santo. Espíritu de la Verdad que nos guiará, asistirá y auxiliará en la Verdad para que nuestro testimonio sea auténtico y veraz. Amén.
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