Lo importante es
tener presente que nuestro verdadero destino es encontrarnos con el Señor. Y es
así porque, quieras o no, sólo el encuentro con el Señor te va a salvar del sufrimiento
y el rechinar de dientes eterno. Eso fue lo que descubrió aquel Centurión
respecto al Señor.
Empieza una nueva
etapa con el Adviento. No es otra vez el camino, es un nuevo camino, donde
tenemos que renovarnos; empezar de nuevo; abrir los ojos; despertar a un nuevo
día, a una nueva vida, a un empezar a liberarnos del activismo, los agobios y
las prisas para pararnos y pensar en Ti, Señor, caminando en tu presencia.
Nuestro interés se concreta en la búsqueda de la felicidad. Todos nuestros esfuerzos van dirigidos a ser feliz, Y eso pasa por tener salud y, sobre todo, paz y tranquilidad de conciencia. Es evidente que esa tranquilidad de conciencia está en relación directa con tu buen comportamiento y, sobre todo, con tu misericordia y amor.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.