La prudencia nos
aconseja ser comedido, estudiar las circunstancia y ver las posibilidades de
hacer las cosas bien fundamentadas y con sentido común. De tal forma que construir
una casa sobre arena debe alertarnos a que pueda derribarse ante la tempestad.
Espíritu Santo,
has venido a mí en la hora de mi bautismo. En ese momento era inconsciente de
tu presencia y venida, pero, ahora, ya en uso de razón quiero abrirte mi
corazón para que seas mi guía, mi asesor, mi director y dirijas todos mis pasos
hacia la Casa del Padre.
El sentido común
nos dice que lo lógico y sensato es construir nuestra casa sobre roca para
prevenirnos de que las fuertes lluvias y vientos no puedan derribarla. De la
misma forma, edificar nuestra fe sobre nuestros intereses, partidismos o
egoísmos – arena – hará que se debilite y desaparezca. Por tanto, conviene
construir nuestra fe sobre la Roca que es nuestro Señor Jesús. En Él nos
mantendremos firmes y seguros.
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