El ayuno es una práctica que se utiliza
para ejercitarnos en el dominio espiritual apoyado en la oración. Conviene
ayunar para fortalecernos, pero no como un mero cumplimiento, sino como una
actitud de esfuerzo en no doblegarnos a las tentaciones y perezas que el mundo
nos ofrece.
Jesús está entre nosotros, y estando
con Él, el ayuno no nos es necesario. Él es el Vino Nuevo que debemos beber
para alegrar nuestro corazón y nuestra vida. Él renueva todo, y tolo lo hace
nuevo sin necesidad de ofrecer sacrificios ni ayunos.
Otra cosa que el ayuno nos sirva de preparación, de dominio y
equilibrio para fortalecernos, pero la presencia del Señor es nuestra Roca y
Fortaleza. En Él, con la oración y alimento de su Espíritu, nos confortamos y
fortalecemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.