El hombre no está quieto. Busca con esfuerzo y trabajo la
felicidad, porque quiere ser feliz. Pero ocurre que, muchos, se confunden y
buscan en lugares y cosas equivocadas. Se obstinan en buscar en este mundo.
Es contradictorio desear la felicidad, pero no levantar la
cabeza y mirar por encima de este mundo, porque todo lo que encontramos en él
es caduco. Y en lo caduco no puede estar la felicidad eterna.
Si experimentamos que
estamos llamados a ser felices, no debemos cansarnos de buscar. Pero será muy
importante moverse bien y buscar donde se oyen voces de promesas de eternidad.
Porque hay quién nos lo ha prometido.
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