La soberbia del hombre sigue
mandando. Los líderes políticos no son capaces de ponerse de acuerdo, pues les
puede más su soberbia. Se imponen las ambiciones, los apetitos y el desamor.
Aparentemente, vence el odio y la ira.
Todo se pierde en la
oscuridad y no se reconoce la presencia de Dios entre los hombres. El Hijo de
Dios, revelado en respuesta de Pedro, por el Espíritu Santo, da Luz a todos
estos problemas que en medio de los hombres se suceden.
Él es la única respuesta que nos puede salvar. Una
respuesta de amor que muchos hombres, ensoberbecidos, rechazan. Pero que, a
pesar de eso no podrán vencer, porque las puertas del Infierno no prevalecerán
contra ella. Palabra de Dios.
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