Nuestro seguimiento a Jesús debe ponernos en situación de preocupación. Preocupación por vivir lo que Él vivió y vive a la derecha del Padre. Vivir en una relación de amor con todos los hombres que se cruzan en nuestra vida. Porque Él es una relación de Amor entre el Padre, Él, el Hijo, y Espíritu Santo, el Dios Trino.
Somos semejantes al Señor,
porque así nos ha creado el Padre Dios Creador. Y esa semejanza se manifiesta
en la relación del amor de la Trinidad con la que tengo que tener yo con los
demás. Sobre todo con todos aquellos necesitados y excluidos que la vida pone
en mi camino. En ese sentido la parroquia es una comunidad natural.
Decíamos que es importante estar preocupado por dar
esa respuesta de amor en relación a los demás. Porque sin esa respuesta toda
nuestra vida de piedad queda vacía y hueca. En vano se cansan los albañiles si
el Señor nos construye la casa.
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