viernes, 6 de mayo de 2016



Todo el mundo quiere que lo bueno que tiene sea duradero. A ser posible que sea eterno. Cuando adquirimos algo de valor nos interesamos por el tiempo que puede durar, y en esa relación medimos su valor. ¡¡Claro, una alegría que dure para siempre es un verdadero tesoro!!

La madre embarazada acepta todos los sacrificios que el parto le exija, y, con miedo, pero con confianza se entra a dar a luz a una nueva vida. A pesar de los posibles sacrificios y esfuerzos por los que tenga que pasar. Pero, sabe que la dicha y el gozo de dar a luz una nueva vida no se la quitará nadie.

Así nos ocurre a los cristianos, seguidores de Jesús. Sabemos que este mundo nos odia y nos cobrará sacrificios, penas y tristezas como sucedió con Jesús. Incluso, persecuciones y martirios. Pero sabemos lo que nos espera, y ese gozo y felicidad de Vida Eterna, junto al Dios Trino, no nos lo quita nadie.

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