El don de la vida es un regalo. Lo tomas o lo dejas, la
responsabilidad es tuya, pero también lo serán todas las consecuencias que de
ello se deriven. Y también, la esperanza de la Resurrección es un regalo único,
una nueva oportunidad de resarcirnos del pecado original y de recuperar
gratuitamente, sin merecerlo, la Gracia de Dios y la Vida Eterna.
Es algo inaudito y que el hombre no sabe apreciar ni
descubrir. Posiblemente, la cuestión en descubrir su propia pobreza. Es decir,
esa necesidad de darse cuenta que sin Dios nada hay ni nada vale. Todo lo
recibido gratuitamente lo puedes perder, la vida y la promesa de la eterna
felicidad, Conviene abrir los ojos y mirar bien y despacio.
Este mundo no tiene
sentido cuando todos nuestros afanes y luchas terminan con la muerte. ¿Para qué
entonces tanta lucha y preocupaciones? Dentro de nosotros hay una esperanza de
perpetuidad y de felicidad y eso tiene mucho que ver con la promesa que Dios
nos ha hecho y el Cielo que nos tiene preparado.
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