¿Está nuestra fe dormida? Aspiramos
a una vida mejor y luchamos por ella, pero nos resignamos muy pronto a la
mediocridad y al camino de esta vida que pronto termina. ¿Somos conscientes de
lo que perdemos entregándonos a este mundo? Creo que no, que estamos ciegos y
engañados y que no queremos pensar ni enfrentarnos a nosotros mismos.
Sin embargo nos acercamos al
bautismo y bautizamos a nuestros hijos. ¿Tiene esto alguna coherencia, o es
puro mimetismo? Y digo esto porque lo experimento en casi todas las personas
que se acercan a la Iglesia pidiendo el bautismo de sus hijos. ¿Realmente,
sabemos lo que hacemos? Porque, sólo quiere terminar cuanto antes con este
rito.
Y lo mismo ocurre con el sacramento de la primera
comunión. Algunos, por no decir la mayoría, viven como un castigo y
mortificación el despertar religioso que se les ofrece y obliga a los padres
para que acompañen a sus hijos en la preparación del Sacramento de la
Eucaristía. No hay fe ni deseos de dar testimonio de esa fe. Es pura pantomima
de hipocresía para terminar con esa etapa cuanto antes y quitártela del medio.
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