La experiencia nos lo presenta cada día. Las
parejas son felices, o al menos se sienten atraídos en los primeros meses,
mientras se gesta el conocimiento. Luego, al hacerse natural la relación y
entrar en una dinámica de confianza, salen las virtudes y defectos de cada uno
y empieza el verdadero casorio.
Porque, realmente, eso es lo que hay que cazar,
las diferencias que nos separan, porque lo que nos une, ya nos une. Por eso,
sirva esta experiencia de ejemplo respecto a nuestros cumplimientos y a todas
nuestras responsabilidades. Incluso, las más pequeñas e insignificantes tendrán
que cumplirse tal y como manda la ley.
Nada dejará de cumplirse, y aquel que lo esconda o no le dé cumplimiento
sufrirá sus consecuencias cuando llegue su hora. Así nos lo ha dejado dicho
nuestro Señor: el que traspase uno
de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más
pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe,
ése será grande en el Reino de los Cielos.
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