martes, 26 de junio de 2018

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Pero, también tenemos conocimiento del bien y del mal, y sabemos lo que está bien y lo que no. Y tenemos una voluntad que nos ayuda a dejar lo que creemos malo y a hacer lo bueno, lo que en realidad nos salva aunque nos cueste y nos exija esfuerzo y trabajo. Pero que, al final, va a ser lo mejor, lo gozoso y duradero.
                    
El problema es cómo hacerlo y con quien, porque sólo estamos perdidos y nos será imposible. Esa es la cuestión. Ahí entra la fe y la esperanza. Hemos recibido la Revelación, que la madre Iglesia nos conserva y guarda, y nos revela apoyada y dirigida por el Espíritu Santo, que es quien también nos dirige a cada uno de nosotros.

Pero, necesitamos ponernos en sus Manos. Necesita nuestra libertad y también nuestra voluntad. Él nos guiará y nos dará fuerza, pero por el hecho de crearnos libre, tenemos la necesidad y el compromiso de colaborar y de, en unión con Él, trabajar y poner toda nuestra voluntad para resistir a las ofertas y tentaciones de este mundo. Escoger la puerta estrecha nos señala ese camino.

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