Pero, también tenemos
conocimiento del bien y del mal, y sabemos lo que está bien y lo que no. Y
tenemos una voluntad que nos ayuda a dejar lo que creemos malo y a hacer lo
bueno, lo que en realidad nos salva aunque nos cueste y nos exija esfuerzo y
trabajo. Pero que, al final, va a ser lo mejor, lo gozoso y duradero.
El problema es cómo hacerlo y
con quien, porque sólo estamos perdidos y nos será imposible. Esa es la
cuestión. Ahí entra la fe y la esperanza. Hemos recibido la Revelación, que la
madre Iglesia nos conserva y guarda, y nos revela apoyada y dirigida por el
Espíritu Santo, que es quien también nos dirige a cada uno de nosotros.
Pero, necesitamos ponernos en sus Manos. Necesita
nuestra libertad y también nuestra voluntad. Él nos guiará y nos dará fuerza,
pero por el hecho de crearnos libre, tenemos la necesidad y el compromiso de
colaborar y de, en unión con Él, trabajar y poner toda nuestra voluntad para
resistir a las ofertas y tentaciones de este mundo. Escoger la puerta estrecha
nos señala ese camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.