Ante la certeza del sufrimiento y el dolor el hombre
necesita esperanza. No podríamos vivir si en cada instante de nuestra vida
tuviésemos presente la hora de nuestra muerte. Es un misterio que nos olvidemos
y que lleguemos a vivir sin apenas tenerla en cuenta.
Sólo, cuando llega el dolor y el sufrimiento,
recordamos que tenemos que morir. Sin embargo, desaparecidos dolor y
sufrimiento, volvemos a olvidarnos. Incluso del dolor que sufren los demás. Es
un misterio y conviene que tengamos en cuenta nuestro verdadero destino final.
Porque,
sólo así podemos encontrar la verdadera esperanza que se esconden en la Cruz de
Cristo. Dignificada con su Pasión y Muerte. Ella, la Cruz, es el signo de
nuestra victoria y la esperanza de qué, a pesar del dolor y sufrimiento,
venceremos a la muerte con la resurrección en Xto. Jesús.
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