Es bueno tener en cuenta que
todo comienzo tiene también su fin. También empezó nuestra vida y también
tendrá su final. Y conviene no olvidar que al final se nos pedirá el resultado
de lo que hayamos hecho en nuestra vida. Y hoy nos advierte el Señor de los
signos de ese final.
Conviene estar atentos y
vigilantes. No para asustarnos por esos signos y señales de las que nos
advierte sino con la esperanza de perseverar fieles a la Palabra del Señor y
vigilantes a su segunda venida. Una venida de esperanza, de alegría y de paz.
No son señales ni advertencias para asustarnos, sino
para llenarnos de esperanza y de ánimo. Esto tendrá que ocurrir, porque el
final llegará, pero tengamos la esperanza de que Dios es nuestro Padre y nos
quiere con un Amor Misericordioso. Tengamos confianza y vivamos perseverantes
en su Palabra y Voluntad.
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