El Evangelio de hoy lo deja
todo muy claro, el Espíritu de Dios está sobre Mí, dice Jesús. Y esa profecía
se cumple hoy. Esa es la clave, creer que el Espíritu Santo está presente en
nuestra vida. No que vino ayer, y no está hoy, sino que tanto ayer, como hoy y
como mañana el Espíritu está presente y actúa.
Y también, si me abro a su
acción, actúa sobre mí. Pero, necesito la fe de creer en su presencia y de
abandonarme en sus brazos. Y está presente el Señor en la Eucaristía y se hace
alimento para mí cada vez que celebro su sacrificio y como su Cuerpo y Sangre
bajo las especies de pan y vino.
Hoy, en este momento y en cada momento de mi vida, el
Espíritu Santo está sobre mí, porque ha venido a mí en el instante de mi
bautismo. Y desde entonces mora en mí, pero no contra mi voluntad sino con mi
permiso. Por eso, necesitamos creer en Él y abrirles nuestros corazones.
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