El Plan de Dios fue que el
hombre y la mujer, unidos por el matrimonio, constituyeran familias y se
mantuviese unidos. Porque, el sentido de la unidad es necesario para el
desarrollo, cuidados y el crecimientos de los hijos.
Si en algún momento se ha
roto este plan ha sido por la dureza de corazón de los hombres y su pertinaz obsesión
por satisfacer sus pasiones. Pero, siempre el plan de Dios ha sido la unidad
familiar.
Y el sentido común nos dice
que la familia debe ser sagrada, pues los pueblos son reunión de familias y
cunas donde el hombre se forja y se educa. Es en el ámbito familiar donde se
aprende a respetar, a sacrificarse por los demás y a amar. Todo necesario para
que los pueblos vivan en justicia, amor y paz.
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