De una forma u otra, todos buscamos al Señor, aunque no sepamos lo que hacemos y no tengamos conciencia de ello. De no encontrarlo, nuestra vida será un fracaso y terminará en el vacío y la perdición. De ahí, la gran importancia de buscar al Señor y esforzarnos en encontrarnos con Él.
Sin embargo, surge la pregunta, ¿dónde buscarlo? La respuesta está dentro de nosotros, vive dentro de nosotros, en nuestro corazón. Pero, nos ayudará a descubrirlo al compartir esa búsqueda con otros, en la Iglesia y en la comunidad. Porque, la fe compartida se fortalece.
Dios se nos hace presente y es Él quien da el primer paso, pero, para que no nos perdamos nos ha dejado su huella escrita en nuestro corazón. Nos ofrece un corazón nuevo para cambiarlo por ese corazón viejo herido por el pecado. Y nos lo regala en nuestro bautismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.