Cuidamos de
nuestra vista para ver las maravillas que el mundo nos ofrece. Vemos la
televisión y todo el colorido hermoso contenido en este mundo, pero, quizás no
nos hemos preocupado por ver lo verdaderamente importante: a Jesús de Nazaret.
Señor, cada
momento de mi vida es una prueba. Una prueba que me angustia, me agobia y me
impacienta. A veces no sé por qué, y otras creo tener razón. Dame la fortaleza,
la sabiduría y la paz de poder sostenerme en la paciencia y misericordia siendo
manso y humilde como Tú, Señor.
Aquel que está a nuestro lado, nos llama y nos propone invitarnos a su Reino y Gloria de Vida Eterna. Jesús que pasa todos los días por nuestra vida, que nos habla de la Infinita Misericordia de su Padre, y que nos anuncia que también es Padre nuestro. Posiblemente tengamos los ojos de nuestro corazón y de nuestra alma cerrados, o puestos en otras cosas de este mundo que nos impiden ver lo único y verdaderamente importante: a Jesús de Nazaret que pasa por nuestra vida.
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