Experimentar que
somos carne de pecado, no es que sea bueno, pero sí beneficioso, pues nos sirve
para darnos cuenta de que nuestro camino es un camino incómodo, de lucha y resistencia
para no dejarnos doblegar y sostenernos preparados asistidos en el Espíritu
Santo.
Esta oración es mi
vivo retrato, Señor. Sé que Tú me conoces mejor que yo, no en vano eres mi
Creador. Por eso recurro a Ti y te pido que me des la fortaleza de perseverar,
a pesar de mis debilidades, miedos y pecados. Confío en Ti, pues eres mi Padre
y mi Salvador. Amén.
Enfrentarnos
nosotros solos sería descabellado y condenados a ser vencidos. Pero, unidos al
Espíritu Santo – recibido en la hora de nuestro Bautismo – seremos
inexpugnables y podremos salir victorioso en nuestra lucha personal contra esos
enemigos de nuestra alma: mundo, demonio y carne. Entonces tendremos paciencia
y esperanza, apoyadas en nuestra fe, para aguardar y estar preparados para
cuando llegue la hora de responder a la llamada de nuestro Padre Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.