No es cuestión de
cumplimientos sino de vivir en la Verdad siguiendo al verdadero Camino, Verdad
y Vida que nos señala la vereda por dónde debemos caminar y actuar en nuestras
relaciones con los demás. Porque, lo fundamental es amar como nos ama nuestro
Padre Dios.
Tú, Señor, eres mi respuesta a todos mis
problemas. En esos momentos de oscuridad, de desasosiego, de debilidad, de
aburrimiento o tristeza, Tú estás presentes, das sentido a mi vida y enciende
la llama de mi amor. Entonces, vuelvo a sonreír a pesar de la dureza del camino
porque en Ti están puesta todas mis esperanzas.
Y ese camino no lo podemos recorrer solos. Sería un suicidio porque el Maligno está atento a nuestras debilidades para tentarnos y perdernos. Necesitamos al Paráclito, enviado por el Padre desde la hora de nuestro bautismo, para fortalecernos, iluminarnos y guiarnos por caminos que nos lleven al encuentro con Él. La Eucaristía se convertirá en nuestro alimento espiritual que nos preservará de caer en tentación.
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