Si decimos que lo fundamental y esencial es
amar, ¿cómo podemos amarnos si no estamos unidos? El amor nace en la comunidad
y convivencia. Sí, hay chispas de amor circunstancial, oportunas y
accidentales, pero el amor nace y se materializa en la comunidad.
Sabes, Señor, cual es mi intención y mi deseo:
vivir y anunciar tu Amor Misericordioso
y tu promesa de felicidad eterna junto a Ti. Y lo he intentado hacer por muchos
caminos, ahora, a esta edad que tengo lo hago por la escritura. Dame, Señor, si
así lo has decidido, paz, sabiduría y fortaleza necesaria para seguir mi
pequeña y humilde obra en Ti y en tu Nombre. Amén.
De ahí la necesidad del camino sinodal. Un
camino que se hace desde la participación de todos. Y eso nos exige estar
unidos, presentes y convocados a esa unidad que, quizás sin darnos cuenta, se
va gestando en el día a día en la Eucaristía, junto a Jesús, que nos convoca y
nos reparte el pan: Su Cuerpo y su Sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.