Buscar la felicidad exige
primero saber donde se puede encontrar. Porque muchos hombres y mujeres se
pasan la vida buscando donde no se encuentra y pierde el tiempo y también la
vida. Fundamental es cambiar el rumbo cuando experimentamos que no se encuentra
en las cosas de este mundo.
Sin embargo, a pesar de la
experiencia, sobre todo de los más viejos, el hombre y la mujer siguen
empecinados en buscar en el mismo sitio. Experimenta placeres, éxitos, fama,
riqueza, privilegios y todo estimulo y capricho, que en principio le proponen ser
feliz, sin resultado alguno.
Todo cansa, se acaba y no llena plenamente. Hasta el
constante éxito hastía y no deja satisfecho. Solamente cuando has experimentado
el amor de darte en servicio gratuitamente experimentas una extraña sensación
que te llena plenamente y te hace feliz. Y es que si abres bien los ojos, la
felicidad está dentro de ti. Sólo tienes que darte sin interés, simplemente por
amor, a los demás. Es, precisamente, lo que Jesús nos dice hoy.
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