Hay gente que piensa que Jesús es la solución para sus
males. Pero los males de la tierra, los inmediatos y los de aquí abajo. Y si
eso no ocurre, le rechazan y se alejan de Él. Supongo que algo así pensó Judas,
cuando entendió que Jesús no coincidía con el que él esperaba.
Puede ocurrirnos a nosotros también. Porque queremos y
esperamos a un Mesías que nos quite el hambre y solucione los problemas que los
hombres originan y crean en este mundo. Y los males que el hombre produce son
productos de sus propios egoísmos y pecados. Causa de su propia libertad, que
Dios respeta.
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