El hombre quiere ser rico
para dejar de trabajar y ser feliz, pero eso no deja de ser una paradoja porque
no concuerda con la realidad. Los ricos no son felices y nunca dejan de
trabajar, porque el simple hecho de cuidar de sus riquezas se convierte en el
peor trabajo y en la mayor preocupación y angustia.
El trabajo dignifica al
hombre y le da sentido a su vida. Nacemos con trabajos y esfuerzos desde que
nos empeñamos en conocer el mundo al que tenemos derechos y para el que hemos
sido gestados en el vientre de nuestras madres. Trabajo también les cuesta a
nuestras madres dar a luz a sus hijos desde el primer momento que lo conciben
en su seno.
Y sin trabajo el hombre queda desorientado y perdido.
Luego, la felicidad no se consigue en este mundo tengas o no tengas que
trabajar. Lo mejor sería aprovechar tu trabajo para hacer las cosas bien y
ganar con él la única vida eterna donde sí en ella encontrarás la plena
felicidad para siempre.
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