Eso es lo que sucedió con Pedro y Pablo. Conocemos a Cristo
por sus testimonios y por sus respuestas de fe. Nuestra salvación, por
supuesto, viene por la Gracia de Señor, pero a través de las
respuestas de estos apóstoles y todo el grupo reunido en torno a María en
comunidad e Iglesia.
Ahora nos toca a nosotros responder. Hemos recibido al
mismísimo Espíritu Santo como ellos y es el momento de nuestra vida, de nuestra
hora y de nuestra respuesta. ¿Qué decimos y respondemos a la pregunta del
Señor? Sabemos lo que dijo Pedro iluminado por el Espíritu Santo, pero, ¿y
nosotros?
También nosotros
tenemos al Espíritu Santo y dispuesto a iluminarnos, a asistirnos y a darnos
toda la sabiduría que necesitamos para ser luz y testimonio entre los hombres.
Pero, eso requiere primero una respuesta comprometida, coherente y firme. Sí,
Señor, Tú eres el Hijo de Dios Vivo.
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