Recibir una ofensa no significa permanecer impávido y sin
respuesta. Quizás tengamos que, en algunos momentos, defendernos y preguntar
por qué nos han hecho eso, pero lo que no podemos perder de vista es nuestra
actitud de no ser violento y de buscar siempre la paz y la buena intención. La
esencia del cristiano es crear espacios de paz y de perdón.
El testimonio es lo que sorprende y contagia.
Un testimonio de amor y cargado de buenas intenciones llega al corazón, incluso
del enemigo, y le hace preguntarse e interpelarse por su mala acción. Al menos interrumpe
la violencia y pacifica la mala acción del que quiere ofender y pleitearse
creando un clima de paz.
Porque, sólo en la paz favorece el clima del perdón y
del amor. Porque, sólo la paz genera la buena convivencia y permite que las
relaciones entre las personas sean más justas, más verdadera, más generosa y
fraterna. Porque, sólo la paz puede acabar con el odio y la violencia.
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