Todo puede cambiar en un instante y, repentinamente,
necesitas cobijo, comprensión, escucha, compañía y asistencia. Cuando todo
parecía normal y bien, al instante todo se derrumba y amenaza seriamente. Y, el
hombre, desesperado puede tomar graves y fatales decisiones.
En esos momentos, que Jesús los conoce mejor que nadie
y sabe de la necesidad que siente el hombre de apoyo y ayuda, Jesús nos ofrece
su descanso y su compasión. Nos espera en la Eucaristía, en el sacramento de la
Penitencia con su eterna Misericordia para darnos perdón y paz.
Nos
invita a descansar en Él y a llenarnos de paciencia. Nos invita a ser mansos y
humildes de corazón y a tranquilizarnos, a pensar y reflexionar que esta vida
no importa mucho perderla, porque tarde o temprano llegará el momento de
marcharnos de aquí. Importa la que Jesús, el Señor, nos ha ido a preparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.