No es el matrimonio para
satisfacer nuestras necesidades materiales y carnales. No es una empresa para
cubrir todos nuestros objetivos y satisfacciones. El matrimonio es la vocación
del amor donde el hombre y la mujer tienen la posibilidad de perfeccionarse
amándose y comprometiéndose en fidelidad por amor.
Son dos vidas que se
comprometen para formar una sola. Es todo un proyecto de unidad y de amor,
donde el respecto, el desapego y la fidelidad hacen que cada cual se olvide de
sí para darse al otro. Por eso, cuando el hombre se deja engañar y dominar a su
propio egoísmo, rompe esta escuela de amor y de compromiso que representa y es
el matrimonio.
El matrimonio es todo un aprendizaje y
escuela donde el amor va madurando y cultivando verdaderos frutos que
fortalecen la unidad matrimonial. Toda ruptura está apoyada en el egoísmo
personal e individual. La familia es la escuela que, en la presencia de Dios,
fortalece la vida y la unidad de los esposos.
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