Pronto nos damos cuenta que
el tiempo va deteriorando nuestra salud. Al principio cuesta descubrirlo porque
vamos ascendiendo y alcanzando nuestra madurez, pero pronto empezamos a bajar
y, con los años, vamos declinando y haciéndonos mayores, viejos y ancianos.
Entonces experimentamos que
nuestro cuerpo va perdiendo facultades y va empeorando. Son los efectos del
tiempo y los años. Pero, pesar de eso y reconociendo que no nos queda otra
alternativa no nos resignamos a envejece, y menos a morir. Queremos vivir como
sea y en esa etapa de nuestra vida prestamos más atención a nuestra salud.
Hoy, día en el que celebramos la Asunción de la
Virgen, descubrimos que nuestra Madre ha sido llevada al Cielo en cuerpo y
alma. Y eso nos llena de esperanza y alegría, porque, ¿qué madre no quiere
también llevar a su hijo con ella? Por supuesto, la Virgen, nuestra Madre
también, pedirá a su Hijo que nos lleve también con ella y junto a su Hijo.
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