Hemos nacido a la vida del
Espíritu en nuestro bautismo. Es nuestro nacimiento espiritual y eterno y en él
adquirimos un compromiso que nos llena de gozo y alegría. Un compromiso de vida
eterna que debemos guardar con ánimo de espíritu y disponibilidad para el
servicio.
Se hace difícil responder,
eso es obvio, pero esa es la prueba de nuestra fe. Y en la medida de nuestra
respuesta también crecerá la Vida de la Gracia en nosotros que compartiremos
con los demás. Ese es el camino y el compromiso, imitar a Jesús tal y como Él
hizo.
Dejarnos, pues, guiar por el Espíritu es la llamada
que todos recibimos en nuestro bautismo y a la que estamos llamados a
responder. Y lo hacemos en la medida que nos acercamos a los sacramentos, practicamos
la oración y frecuentamos la Eucaristía y la Penitencia. En ese esfuerzo el
Espíritu nos fortalecerá y nos alumbrará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.